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Regional

“Emprender para sanar”: mujeres que reconstruyen sus vidas a través de las manualidades

Por años, la violencia intrafamiliar ha sido una realidad silenciada. En Arica, muchas mujeres encuentran en lo hecho a mano no solo una vía de ingreso económico, sino también una forma de sanar, recuperar la confianza y volver a conectar con otras.

Algunas lo hacen bordando en silencio. Otras, hilvanando con precisión o moldeando arcilla con manos temblorosas. Son mujeres que han atravesado experiencias de violencia intrafamiliar y que, en el acto de crear, han encontrado una forma de reconstruirse. Lo artesanal se vuelve símbolo: cada pieza terminada es una afirmación de existencia y fuerza. Aquí estoy, sigo siendo, puedo salir adelante.

“Al principio no podía hablar. Tenía miedo hasta de mostrar lo que hacía. Pensaba que lo mío no valía. Pero cuando creé mi primer producto y alguien lo quiso comprar, volví a sentirme capaz”, relata una emprendedora que pidió mantener su nombre en reserva. Hoy vive de su oficio, pero su camino comenzó en un taller colectivo donde no solo aprendió técnicas, sino también volvió a confiar en sí misma.

Este tipo de testimonios se repite en distintos rincones de Chile, donde los espacios de creación manual se han transformado en entornos seguros para mujeres que han vivido violencia. Y no es casual. La violencia de género, en sus múltiples formas, sigue siendo una realidad alarmante.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada tres mujeres en el mundo ha experimentado violencia física o sexual por parte de su pareja o expareja. En Chile, las cifras también evidencian una realidad persistente.

En la región de Arica y Parinacota, la situación también preocupa. Según datos de la Subsecretaría de Prevención del Delito, durante 2024 se registraron 1.671 denuncias de violencia intrafamiliar hacia mujeres, una cifra levemente inferior a las 1.865 del año anterior, pero que refleja una problemática estructural persistente.

Asimismo, la Fiscalía Regional de Arica y Parinacota informó en su cuenta pública 2024 que el año pasado ingresaron 3.338 causas por violencia intrafamiliar, lo que equivale al 12,10% del total de causas ingresadas, con un aumento del 7,82% en comparación con 2023.

Ante este escenario, iniciar un emprendimiento desde el hogar se convierte en una alternativa concreta para muchas mujeres que están saliendo de contextos violentos. Les permite generar ingresos, organizar su tiempo en función de la crianza o el autocuidado, y, sobre todo, recuperar el sentido de autonomía.

Tejer redes, no solo productos

En este camino, algunas mujeres han encontrado en espacios de formación y comercialización una puerta hacia nuevas posibilidades. Uno de ellos es la Tribu de Emprendedoras, una tienda colaborativa ubicada en Arica que agrupa a emprendimientos locales liderados por mujeres. Allí no solo venden sus productos: también comparten saberes, experiencias y comunidad.

Su fundadora, Paula Monroy, subraya que, si bien la Tribu no se define como un espacio terapéutico, ha sido un lugar de contención para muchas mujeres que comenzaron desde cero.

“Las manualidades tienen un poder transformador. No solo ayudan a generar ingresos; también son espacios seguros donde se valida el talento, se recupera la autoestima y se reconfigura la identidad personal”, comenta.

Más de 60 mujeres han pasado por sus espacios de formación y colaboración. Algunas llegaron sin experiencia; otras, en busca de un lugar donde no sentirse solas.

Una vitrina con sentido

La Expo Aprende y Emprende, que este año celebra su séptima versión los días 3 y 4 de mayo en el Hotel Antay, es una extensión de ese espíritu colaborativo. Un espacio donde muchas mujeres han dado un paso hacia la visibilidad, la autonomía y el crecimiento.

La Expo reúne a más de 100 emprendimientos liderados por mujeres, junto con una nutrida agenda de talleres de distintas manualidades, abiertos a todo público. Más que enseñar técnicas, estos talleres buscan ser momentos de conexión y transformación.

“Cuando una mujer empieza a crear con sus manos, también comienza a reconstruirse desde adentro. Cada producto terminado es más que un ingreso: es una afirmación de que sí puede, sí vale, sí tiene un lugar”, concluye Paula.

Porque lo artesanal no es solo una técnica. Es, en muchos casos, una forma de sobrevivir, sanar y volver a florecer.

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